13 Nov La logística inversa
Cada vez son más frecuentes las campañas de concienciación relacionadas con la la reducción de residuos que día a día generamos, de manera que las empresas han comenzado a implantar normas para reducir el impacto que causan en el medio ambiente.
La logística inversa hace referencia a todas aquellas operaciones que se llevan a cabo para reutilizar productos y materiales, así como la implantación de unas políticas que establezcan las pautas para gestionar este reciclaje de productos. Este tipo de logística está estrechamente relacionada con los casos de devoluciones de mercancías, pues se facilita en gran medida la gestión del proceso. Por tanto, podemos resumir diciendo que la logística inversa supone las siguientes actividades:
- Recoger los materiales a los que posteriormente se les dará un nuevo valor.
- Posteriormente se clasifican según criterios que se hayan especificado anteriormente.
- Separación y transporte teniendo en cuenta tanto la preparación previa de los materiales para el retratamiento, como la posterior reutilización.
- También la logística inversa se refiere a la devolución de mercancías por parte del consumidor final.
[/unordered_list]
En consecuencia, la logística inversa hace referencia a la reutilización de aquellos productos que no se han utilizado durante la primera cadena de montaje, o bien residuos consecuentes de la producción de materiales primarios.
El proceso de la logística inversa no es sencillo pues no solo se trata de identificar los materiales que se van a reutilizar, sino que estos han de ser sometidos a un diagnóstico para determinar cómo se podrán volver a utilizar, cuál sería su impacto medioambiental, clasificarlos según diversas categorías, entre otros pasos.
No obstante, a pesar de su complejidad, son muchas las ventajas que se obtienen para tanto para el entorno como para la propia empresa; pues no solo se cuida el medio ambiente sino que además se está construyendo una imagen de marca que beneficiará al negocio y podrá abrir la posibilidad de trabajar en otros mercados paralelos a su actividad principal. Todo esto sin olvidar el gran ahorro que supone para las empresas mercantiles.